LA BATALLA DE GUILLERMO

(Artículo publicado en El Mundo de Huelva el 18.03.03)

Colindante con Huelva, Extremadura (donde chacinas de cerdo, dulces, migas, truchas y quesos de cabra); con lo cual a poco estaremos ante sus más de 41.000 Km2 en bosques, ciudades, llanos, montañas, pueblos y vastas dehesas de alcornocales y encinas entre Badajoz y Cáceres; donde tartesos, celtas, romanos, visigodos y árabes legaron un tesoro artístico que le ha valido -a la romana Cáceres (iglesias medievales y palacios renacentistas, monumentos de piedras y barrio antiguo, murallas musulmanas y torres vigía; sede de la Real Audiencia en 1780 y cap. de la alta Extremadura en 1833)- le valió ser declarada por la UNESCO Ciudad Patrimonio de la Humanidad (1986) y Tercer Conjunto Monumental de Europa. Los extremeños (más corazón que leño) son hombres y mujeres de pura cepa (al decir de Alonso Zamora) que hablan el castúo, sabido por Vicente Barrantes en su obra literaria Días sin sol. Con damas importantes como Carolina Coronado, Gregoria Collazos, Luisa de Carvajal, Vicenta García y personajes que posibilitaron la conquista americana, de la talla de Hernán Cortés (Medellín), Francisco Orellana y Francisco Pizarro (Trujillo), Hernando de Soto (Barcarrota), Núñez de Balboa (Jerez de los Caballeros) y Pedro de Valdivia (Villanueva de la Serena).

Cacereño -aunque no de aquella época- y onubense por vocación es mi amigo Guillermo Batalla, nacido en Santiago de Alcántara hace 55 años. Buena gente, casado y padre de 2 hijas, jubilado de la Volkswagen en donde se ocupó como Jefe de Administración de Huelva-Wagen.

Me apetece pasear con él. Siempre acompañado de un bastón (su garrota, como suele llamarla). Ingenuamente piensas en un trote mesurado. Y en un descuido te lleva -ahí te las veas- con 3 palmos de lengua fuera, él sin inmutarse ni perder la sonrisa; que más parece el suyo un turbo electroacelerado que un apoyo manual.

Hace poco, en plan casero, charlamos de un tema preocupante: las sempiternas interrupciones en el deficiente suministro de la Cía. Sevillana (¿Endesa, la misma de Operación Triunfo?). Sea por ampliaciones, averías, obras, pruebas, redes, reformas, sobrecargas y otras excusas lindas cuando preguntas; la realidad es que bombillas, electrodomésticos, fluorescentes, motores, ordenadores, etc. no aguantan semejante guasa eléctrica en ese continuo ir y venir del fluido intermitente y dejan de funcionar.

A Guillermo un mal día -en un subidón- le hicieron trizas bombillas, motor de la puerta del garaje y hasta el Sonic panorámico de 32 pulgadas; que a punto estuvo él mismo de acabar tostao y con un peinado afro. Guillermo, que no tiene la paciencia de los sufridos onubenses, recordó la coplilla extremeña: "Eché leña a tu corral / pensando que me querías / y ahora que no me quieres / venga la leña que es mía". Reclamó la leña (léase pasta). Unas 150.000.- ptas. de las de antes. No fue fácil pero, haciendo buen uso de su apellido, pugnó durante meses hasta que la Cía. Sevillana le aflojó la guita. 

Habrá que tomar nota y seguir su ejemplo. Para que la Cía. Sevillana entienda, hay que incidirle ahí mismo, sí. En la Cuenta de Resultados.